Artículos de Psicología

La cabeza es parte del Cuerpo: Incluir la cabeza en el trabajo corporal.

Cuando se habla de escuchar a nuestro cuerpo, se utiliza mucho la expresión “bajar al cuerpo” como si viviésemos por encima de el en una nubecita que va atada al cuerpo como si un niño pasease un globo. Estoy de acuerdo con esa imagen. Parece que nos hemos alejado de nuestro cuerpo y que vivimos ignorando la sabiduría que este nos proporciona, realmente vamos en un globo que acompaña a una distancia prudencial nuestro ser corporal. La cuestión está en no identificar el globo con nuestra cabeza y habitar nuestro cuerpo. 99_red_balloons_16_by_intergalacticstock

Las veces que he puesto en práctica el trabajo corporal en terapia, he podido observar y he escuchado decir “me quedo en la cabeza, no puedo salir de ahí, me cuesta mucho centrarme en mis sensaciones corporales” y a mi me asalta la pregunta ¿Acaso la cabeza no tiene una estructura ósea, materia gris, venas por las que riega la sangre y esta recubierta de piel y cabello? ¿Eso no es cuerpo? ¿Por qué se excluye la cabeza del cuerpo?

A esta última pregunta se le puede responder rápidamente, es una cuestión simbólica: la razón y la mente siempre se han identificado con la cabeza. Podríamos decir que es simplemente una expresión de nuestro idioma. Yo creo que no debemos restarle importancia al peso de nuestro lenguaje sobre nuestra psique.

Al trabajar  con el cuerpo en terapia no podemos excluir a la cabeza. Nosotros no vivimos fuera de nuestra cuerpo. Nosotros somos cuerpo. Esto no nos hace ni mas ni menos primarios o básicos y desde luego ser conscientes de que somos cuerpo no desvaloriza en absoluto el pensamiento, la emoción o la espiritualidad. Es más saber y sentir que somos cuerpo nos ayuda a integrar nuestro pensamiento, a expresar nuestra emoción e identificarla y  es una vía para acceder a la espiritualidad. Pongo un ejemplo con respecto a la integración del pensamiento: si yo me encuentro mal, me duele la cabeza (dolor corporal, sensación física) de pronto pienso que “todo me sale mal, soy muy torpe” (pensamiento) entonces puedo quedarme rumiando pensamientos circulares y negativos e ignorar que mi cuerpo manda una señal o puedo centrar mi atención en mi cuerpo y escuchar lo que me pide el dolor de cabeza y entonces darme cuenta de la relación entre mi cabeza (cuerpo) y mi pensamiento. Un segundo ejemplo con respecto a la emoción sería al sentir una gran cantidad de enfado y no poder expresarlo, sentir dolor de cabeza o mucha tensión en la mandíbula. Si yo ignoro las señales de estas tensiones no aprenderé a expresar mi enfado de una manera sana, ya que al no escuchar el aviso del cuerpo y no atenderlo, estos síntomas tenderán a incrementar de intensidad. Otro ejemplo para la vía de acceso a la espiritualidad. Cuando practicamos meditación, se busca y se adquiere una atención plena que será necesaria para profundizar en uno mismo y comenzar un camino interior espiritual . Para desarrollar la atención plena sobre nosotros mismos, nos centramos en las sensaciones corporales, reconocemos a nuestro cuerpo, e incluimos la cabeza, no la dejamos fuera de la atención plena. Por esto cuando bajemos al cuerpo, bajemos al cuerpo en su totalidad. No de la cabeza al cuerpo, apartando así una importante parte física propia.

Incluir el cuerpo (con la cabeza en el pack corporal) en el proceso de terapia y atender a sus señales, peticiones, necesidades nos da mucha información y muchas herramientas propias para sentirnos bien por lo tanto no dejemos de lado ninguna parte corporal, ni siquiera la cabeza. No es necesario sentir una tensión o un bloqueo en una pierna o en el pecho para estar haciendo terapia corporal. Para hacer terapia corporal hay que ir dirigiendo tu atención tu cuerpo a través del movimiento, de la respiración y sobre todo a través de cualquier pequeña sensación física . En el caso de que sientas que no puedes “bajarte de la cabeza” quizá puedas centrarte en sus sensaciones físicas , en que zona de la cabeza notas que palpita o que te duele o que te pica? En vez de buscar y forzar tu atención en otras partes del cuerpo que todavía te resultan más difíciles de acceder.

Re-habitar nuestra cabeza de carne y hueso y pinchar el globo en el que parece que nos hemos situado nuestro sentido del yo.

L.G-A.V.

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