Quiero que me quieras como yo quiero.
Que me hables con un lenguaje que yo comprenda.
Quiero que me quieras ya, que busques mi mano, que me sorprenda y tranquilice tu contacto.
Quiero que me abraces y sentir entre tus brazos cómo mi cuerpo reencuentra la paz. Quiero que me lleves de la mano y la sueltes a su debido tiempo y todavía falta. Mi mano sigue siendo la de una niña. Sigue leyendo «La Rabia de Amar»
